La Premonición

Capitulo 3

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Temor


Sorpresa era lo menos que sentían en esos momentos. Miedo, confusión, dudas, ganas de salir corriendo, vergüenza y muchas emociones más recorrían a las cuatro personas que se miraban entre sí con los ojos bien abiertos.

Cecil miraba a Edna y a la joven intercaladamente, tratando de asimilar el hecho de que su hermana estuviese encerrada en su casa con una jovencita semidesnuda, de la cual no quería que ellos supiesen nada. Dios, le aterraba pensar que su hermana, a su edad, se pusiese a inventar con todo eso del lesbianismo y la pedofilia.

Luke, en cambio, miraba a la joven con ojos escrutadores, dispuesto a descubrir qué era ella en realidad. Porque estaba seguro de que no era una hellaveniana común y corriente. Podía sentirlo. Algo dentro de él le decía a gritos “ella no es normal. Ella está escondiendo algo” pero no podía descifrar qué era.

Quitó a Edna y a Cecil de su camino y se adentró en el poco iluminado vestíbulo de la casa, donde una temblorosa Anne miraba la escena. Edna le había dicho que nadie podía verla, que se iban a meter en problemas, y por el miedo que veía en los ojos de la mujer, supo que las cosas no irían bien de ahora en adelante.

Cuando se dio cuenta de que el joven caminaba hacia ella y pudo ver sus ojos, supo que no sería para nada bueno, pero no podía moverse de su sitio. Quería correr, huir de él, pero estaba estancada en ese lugar, esperando la explosión que vendría con la llegada de Luke.

Este, por su parte, reparó en el tenue brillo de la piel de la joven; el roma dulzón de su piel, el cual le llegaba con intensidad a pesar de que los separaban unos cuantos palmos; el tono sonrosado de sus mejillas y también reparó en el calor de su piel al frío tacto de sus dedos sobre la piel de su brazo izquierdo cuando estiró la mano para tocarla.

Ahora sí que estaba sorprendido. Esa chica semidesnuda, con apariencia frágil y desprotegida, no era más que una terrana. Una terrana viva plagada en ese mundo de muerte y sombras.

Edna, cuando salió de su estado de sorpresa y pudo soltarse del agarre de su hermano, entró a la casa dispuesta a impedir que Luke le hiciese algo a Anne, cualquier cosa, pero este la detuvo con una pregunta:

— ¿Qué hace una terrana aquí?—su voz fue grave, profunda, cargada de una inhóspita rabia que golpeó a cada uno de los presentes de una forma diferente.

Anne se encogió de miedo por lo que él pudiese hacerle. Edna se sorprendió al escucharlo; Luke nunca había utilizado ese tono de voz para hablar con ella. Es mas, nunca se habían enfrentado a pesar de que él, constantemente, discrepaba con ella. Él era su compañero de trabajo, por lo que le debía respeto. Pero, al parecer, el respeto se lo había metido en el bolsillo porque estaba dispuesto a encararla y a contradecirla cuantas veces fuese necesario.

Cecil, en cambio, cuando hubo salido de los brevísimos instantes de asombro en el que había caído al escuchar a Luke, soltó una carcajada alegre (después de un suspiro de alivio) que cortó por la mitad la tensión que reinaba en el lugar y el cruce de miradas entre Edna y Luke. Se acercó alegremente hacia una más que confundida, aterrada y temerosa Anne.

—Una terrana, ¿huh?—dijo con una gran sonrisa en el rostro mientras inclinaba la cabeza de un lado al otro para verla mejor— ¡No lo puedo creer, Edna! ¿Encontraste a un terrano vivo y no nos llamaste para que lo conociéramos? Que mala hermana eres. Y yo que pensaba que tu y esta chica… — volvió a reír.

—Cecil, deja las estupideces para otro momento, que esto es serio— musitó Luke, manteniendo ese tono serio que le helaba la sangre a Anne— ¿Qué hace esta chica aquí?

—La encontré en el bosque y decidí traerla a casa. ¿Tienes algún problema con eso?—cuestionó, mientras observaba a su hermano examinar a Anne con ojo crítico. Parecía un comprador revisando la pieza a adquirir para asegurarse de que no tenía imperfectos y que estaba en buen estado.

—Claro que tengo problemas con eso, Edna. ¿Sabes lo que te harán si la descubren aquí?

Anne centró toda su atención en la conversación que mantenían Luke y Edna.

— ¿Y qué querías que hiciera? ¿Qué la dejara morir en el bosque? O peor aun, ¿qué se la entregase a la Guardia para que la torturasen hasta la muerte?

Anne se sintió culpable por haber dudado de ella al escuchar sus palabras. Y se sintió doblemente mal al saber que su presencia en esa casa sólo le estaba causando problemas a Edna. Y ni mencionar el retortijón que tuvieron sus entrañas cuando escuchó la parte de al tortura.

—Eso hubiese estado mejor. ¡Esta chica no puede estar aquí!

Los ojos de Anne y Luke se encontraron por unos breves instantes en los cuales ella lo miraba con sorpresa y él la miraba con lo que parecía ser repulsión. Estaba más claro que el agua el hecho de que él no quería que ella estuviese allí; que le causaba asco pensar que un terrano pisaba el mismo suelo que él.

Era obvio que se sentía superior a ella, que sólo la veía como un estorbo, como una molesta piedra en el zapato. Como una plaga que amenazaba con destruir su perfecto mundo.

—Espera un momento, Luke. Esta chica no tiene la culpa de lo que pasó. Ella no se busco caer en este lugar y mucho menos ser un raro caso digno de archivar—espetó Cecil en defensa de la chica— Además, no sería justo… no estaría bien quitarle la vida a una chica tan linda como ella.

—Esto no es cuestión de lo que es justo, bueno o de cuan bonita sea. Esto tiene que ver con las reglas de este lugar y con nuestras vidas. ¿Es que acaso no piensan en eso?

—Porque pensé en mi vida fue que la traje aquí. Nunca me hubiese perdonado enviar a alguien a la muerte. Mi estúpida conciencia no me dejaría tranquila. —Hizo una pausa— Sé que lo que hice está mal, no tienes que recordármelo. Y sé también cuales son las consecuencias que mis actos acarrearan, pero, de todas formas, no me arrepiento.

— ¿Por qué lo hiciste, entonces?—seguía sin poder entender el motivo que había impulsado a Edna a comentar semejante error— ¿Por qué rompiste una de las reglas básicas?

Edna profirió un gran suspiro antes de responder. Parecía resignada, como si ya supiese el final de esa historia.

—Tienes dos opciones, Luke. Te quedas conmigo y me ayudas a proteger a esta chica hasta que podamos resolver su situación, o te vas con Cecil y me acusas de Alta Traición.

Cecil iba a protestar pero ella lo calló con un movimiento de su mano.

—Sabes que mis sentimientos por ti no cambiaran para mal si tomas la decisión de delatarme.

Edna se acercó a él y, en un acto que sorprendió a Luke, le acarició el rostro. Anne giró el rostro, sintiéndose extrañamente incomoda.

—Sé que lo harás porque de esa jodida forma fue que te lo enseñé. —Hizo otra pausa— Así que tú decides: te vas o te quedas.

—Espera un momento, Edna. ¿Qué te hace pensar que yo te dejaré sola en esto? Yo también estoy de acuerdo en dejar que esta chica esté viva. Así que ya sabes que cuentas conmigo.

—No, Cecil. No quiero que salgas involucrado en todo esto. Si Luke habla con la Guardia y ellos te encuentran aquí, te mataran a ti también. Y yo no puedo permitir que eso suceda.

—Pero…—Edna y Cecil continuaron con su pelea, ignorando por completo a Anne y a Luke.

Anne quería intervenir, pero no sabía cómo ni qué decir. Además, dudaba mucho que Edna tomase en cuenta su opinión. Es mas, dudaba mucho que los hermanos le prestasen atención.

Luke, por su parte, miraba a Cecil, luego a Edna y finalmente a Anne para luego volver a mirar a Cecil en un gesto que no parecía terminar nunca, mientras pensaba en lo que tenía o debía hacer. Sus deseos y su fuerte sentido de la responsabilidad y el deber estaban teniendo una batalla campal que parecía no querer declarar como ganador a ningún bando.

Quería ponerse de parte de Edna, ya que la quería y no deseaba que le sucediera nada malo. Pero ella estaba arriesgando su vida y la de ellos para salvar a una terrana. Eso era algo que él no podía concebir, mucho menos apoyar. También estaba su sentido del deber, gritándole en el oído que tenía que acusarla, que era lo correcto, que era lo mejor para el Hellaven. Una vida menos era preferible a la destrucción de todo un mundo. Pero si él hacía eso, si se dejaba llevar, terminaría perdiendo lo único que tenía en la vida, y no se sentía capaz de soportar eso.

Al final, cansado de la discusión entre los dos hermanos, de su lucha interna y de su confusión, salió de la casa con gesto cansado y apesadumbrado, dispuesto a ponerle fin a toda esa situación.

Anne, cuando lo vio salir de la casa, habló con un tono de voz bajo, trágico, cargado de angustia y temor. Eso sirvió para callar a los hermanos.

—Se fue…

Cecil miró el lugar por el que había salido su amigo sintiendo una opresión en el pecho. Confiaba en él y en su buen juicio pero aún así tenía dudas sobre la decisión que podría tomar (en caso de que no la hubiese tomado ya). En todo caso, él ya había tomado su decisión: estaría con su hermana pasase lo que pasase, quisiese ella o no.

Aunque no podía negar que la idea de morir a manos de la Guardia lo asustaba un poco. Ellos no eran, precisamente, gente comprensiva o amable a la hora de imponer las reglas o castigar a alguien. Eran tipos rudos que tenían como misión poner orden. Punto.

Edna, en cambio, se mostraba tranquila, como si y supiese la decisión que Luke había tomado. Incluso se había dado el lujo de consolar a una llorosa y más que asustada Anne.

Cecil, buscando contagiarse de la calma de su hermana, se sentó junto a ella en el sofá donde sostenía recostada sobre su pecho a Anne.

—No te preocupes, todo va a salir bien— musitó Edna más para Cecil que para Anne.

Cecil decidió que lo mejor era guardarse sus miedos y dudas ya que eso no ayudaría a Anne, que era la principal victima en todo eso. Por el momento, él se mostraría seguro, confiado en que todo saldría bien. Era lo correcto.

—A todo esto, no nos hemos presentado—dijo— Mi nombre es Cecil Williams y soy el hermano menor de Edna.

Anne levantó el rostro y se separó de Edna para mirarlo.

—Yo… yo soy Anne Foster. Mucho gusto.

—El idiota que salió por esa puerta luego de comportarse como un energúmeno, es Luke Brown—sonrió, pero Anne apenas le respondió el gesto. — Es una buena persona pero, a veces, actúa como un tonto que sólo piensa en hacer lo correcto.

—Me di cuenta— musitó mientras se limpiaba las lágrimas del rostro con el dorso de la mano.

—No te preocupes, Anne, todo va a salir bien— le aseguró, mientras tomaba una de sus manos y la apretaba.

Por un momento, se sintió maravillado por la calidez que despedía la pequeña mano de Anne. Él no conocía esa sensación. Él nunca había tocado a una mujer que le hiciese sentir de esa forma tan agradable, tan calida. Y debía aceptar que le había gustado sentir todo eso, aunque no pensaba en esa desprotegida chica de forma romántica. Por lo menos eso creía.

—Luke—prosiguió él, haciendo a un lado lo que estaba sintiendo en esos momentos— por más amante de la ley que sea, no haría nada en contra de nosotros.

— ¿Estás seguro de eso?—preguntó, dudosa.

—Completamente— mintió— Y bien, Anne, hablemos de ti. Si piensas quedarte en este sitio, lo mejor será que nos conozcamos, ¿no?

Anne le dedicó una pequeña sonrisa mientras apretaba la mano que él aún mantenía una a la suya. Esa era una muestra de agradecimiento por tratar de aliviar la tensión que había en el ambiente, por tratar de hacerla sentir mejor aun cuando ni él mismo estaba seguro de lo que iba a pasar.


Desde ese momento, el asunto de Luke quedó relegado a un segundo lugar (por lo menos momentáneamente). Ellos sólo se concentraron en hablar, en tratar de conocerse, en entablar una relación. Y Anne, en el rato que estuvieron hablando, se enteró de que a pesar de la imagen seria, ruda y estricta de Edna, era una mujer muy buena y amable. Incluso podía llegar a decirse que cariñosa.

También se enteró de que, contrario a su apariencia atractiva y juvenil, Edna tenía la edad suficiente como para ser su madre. La cara de sorpresa que Anne puso al enterarse de que Edna tenía cuarenta y cinco años provocó que sus acompañantes de desternillaran de la risa.

Cecil le explicó que en el Hellaven tenían que pasar muchos años para que los hellavenianos envejecieran pero que ellos no sabían cuanto tiempo con exactitud. Eso se debía que no todos envejecían de la misma forma ni al mismo tiempo. Era un asunto relacionado con la magia, le había dicho Edna, pero no quiso abundar mucho en el tema.

—Me gustaría ver la cara que pondrás cuando veas a los Reyes y Príncipes de este lugar— musitó Cecil, entre risas— Aunque es seguro que te dará un ataque al corazón antes, cuando sepas sus edades.

Ella, curiosa por naturaleza, hizo un sin fin de preguntas sobre ellos (le causaba mucha curiosidad el asunto relacionado con el Reino. Mucho más desde que supo que ellos eran la base del Hellaven) pero ambos se negaron a darle información. Al parecer, era mejor que se mantuviera al margen respecto a ellos. Mientras menos información supiera sobre los líderes del Hellaven, mejor sería para ella.

Cecil, para desviar un poco la atención de Anne de los Reyes, con una enorme sonrisa de satisfacción le dijo que él, al igual que Edna, tenía más edad de la que aparentaba, pero que no llegaba a “esos extremos”.

—Tengo treinta y tres años, y Luke tiene veinticinco. —Eso ultimo lo dijo como si Anne se hubiese muerto por saberlo— Es, de todos nosotros, el único que aparenta su edad… por ahora.

—Yo pensaba que él era el más viejo de los tres— Edna y Cecil rieron. Al parecer, ella no era la única que pensaba eso.

—No lo digas delante de él porque te mata. Suele ponerse de mal humor cada vez que hago algún comentario respecto a su edad. Y eso, que él sabe que yo sólo lo hago para molestarlo.

—Él es raro— dijo Anne, apesadumbrada. A penas lo conocía, y ya se sentía mal por ese hecho. Dios, ¿qué le estaba pasando?

—Culpa a Edna. Fue ella la que lo crió

Anne miró a la susodicha con sorpresa. Había pensado, por la forma en la que Edna y Luke se miraban y se comportaban el uno con el otro, que entre ellos había algo más que una relación de amistad. Y se había sentido molesta en un principio. Por alguna extraña razón, no le gustaba la idea de que Edna y Luke estuviesen juntos. Pero ahora que sabía que la mujer era casi su madre, un sentimiento de alivio se apoderó de ella.

—Yo no tengo la culpa de que él sea así. —Edna tomó la palabra— Y es más, me sorprende que terminara de esa forma. Luke era un niño tan adorable, tan tierno... Aun me pregunto qué le habrá pasado para que terminara de esa forma.

Edna se concentró en los recuerdos que tenía de Luke, ignorando por un instante a sus acompañantes. Y es que le dolía ver en lo que se había convertido ese chico. Eso no significaba que Luke era una mala persona, o que había empezado a hacer cosas malas. No. Luke sólo se había distanciado de ellos, que eran su única familia. Se había encerrado en una coraza y no hubo forma de sacarlo de ahí. Aun ahora, Edna no ha podido lograrlo.

Edna y Cecil, a pesar de ser casi su hermano y su madre, eran prácticamente desconocidos para él. Y no era porque los primeros no tenían interés es él. Era que Luke no quería que nadie se le acercara. No quería que nadie lo quisiese. No quería querer a nadie.

—Yo creo que él sería un poquito más normal—dijo Cecil, sacándola de su letargo— si le hubieses dado un fuerte golpe en la cabeza cuando era más pequeño. Quizás, de esa forma, se hubiese podido corregir su locura a tiempo.

Edna lo golpeó a él en la cabeza. Y este simple gesto desencadenó una de sus tantas peleas. La verdad era que ellos, por momentos, no aparentaban la edad que tenían. Cecil, principalmente, se comportaba como un chico. Y, en realidad, Anne había pensado que él era uno ya que no aparentaba tener más edad que ella.

Con su corto y rizado cabello rubio, sus rasgos aniñados y esa manía que tenía de verle el lado gracioso hasta la cosa más seria, Cecil era, definitivamente, como un niño grande. Y ahora que se detenía a mirarlo, se había dado cuenta de que también era muy guapo. Mucho. Y las diminutas pecas que le salpicaban la nariz, lo hacían verse realmente adorable.

Si, Cecil era un hombre atractivo, aunque su cuerpo no era esbelto y cuasi perfecto como el de Luke. Aunque eso no significaba que ella se había fijado mucho en él.
El miedo no la había dejado apreciar los atractivos rasgos del susodicho. Tampoco era que ella quería hacerlo. Luke la odiaba y ella no podía darse el lujo de sentir simpatía por él.

Se puso de pie, ignorando por completo la diatriba que Edna y Cecil mantenían, dispuesta a cambiarse de ropa ya que no se sentía cómoda sólo llevando esa camisa que dejaba al descubierto mas de lo que quería mostrar. Justo en ese momento, se percató de que Luke estaba apoyado en el marco de la puerta y de que la miraba fija e intensamente, de esa forma que le hacia sentir escalofríos y ganas de salir corriendo. Pero, como siempre, y a pesar de esos fuertes sentimientos que la azotaban, no dio un solo paso. No podía huir de él, por más miedo que le tuviese. Y estaba segura de que siempre sería así.

—Anne, ¿qué pasa?—preguntó Cecil al percatarse del estado en el que se encontraba la chica.

Al ver que ella miraba aprensivamente algún punto detrás de él, se giró un poco en el sofá para ver y, automáticamente, se puso de pie y se colocó frente a Anne.

—No voy a decir nada— dijo Luke sin rodeos.

Él no era de los que les gustaba perder el tiempo con tonterías. Era directo y claro. Sincero hasta el punto de que podía llegar a ser cruel algunas veces.

—Pero eso no significa que estoy de acuerdo con que esta niña—le lanzó una fría mirada a Anne— se quede aquí.

—No tiene otro lugar donde quedarse, genio. Es obvio que tiene que quedarse aquí— Cecil sonrió de una forma picara que a Luke no le gustó— A menos que prefieras que se quede con uno de nosotros. Por mi no hay ningún problema.

Luke no le respondió, pero la mirada que le lanzó bastó para que Cecil dejara los juegos.

—Está bien, está bien. Era sólo una sugerencia.

Luke ni se molestó en responderle. Sólo se dio la vuelta dispuesto a salir de allí, pero unas palabras dedicadas a él lo detuvieron.

—Gracias— musitó Anne, en voz baja y temerosa.

—No tienes nada que agradecer— respondió sin siquiera dignarse a darse la vuelta para mirarla; aunque ella ya se imaginaba la expresión adusta de su rostro— No hago esto por ti, terrana.

Y dicho esto, salió de la casa.

2 Estrellas:

Pecosa dijo... @ 6 de diciembre de 2009, 19:26

"Y es más, me sorprende que terminara de esa forma. Luke era un niño tan adorable, tan tierno... Aun me pregunto qué le habrá pasado para que terminara de esa forma."

Ojo en esa frase. De más está decirte cuál es el error.

Otra cosa que me pasó en este capítulo, es que más allá del debate sobre qué hacer, y el comportamiento de los Hellavianos, me da la sensación de que se "humanizaron" mucho.

Anne, está dejando de sentir miedo, porque depsués de la discusión, ya sabe o al menos cree que nadie intentará matarle. Pero en toda la conversación, parece que todos fueran humanos. Si no haces hincapié en la forma en que se mueves, su belleza, lo que transmiten con la mirada, o sus cualidadnes no-humanas, estas pasan desapercibidas. Y es ahí cuando pierden su esencia diferencial.

En el momento en que Anne cruza miradas con ellos, hace falta algún estremecimiento o algo que marque la diferencia. O que al escuchar sus voces, sienta escalofríos. Algo que sea constante. Que marque constantemente la difenrecia entre los humanos y estas criaturas tan hermosas.

Eso nada más. Nos leemos.

¡Besos, esposa!

La Premonición dijo... @ 30 de diciembre de 2009, 22:26

Sobre el error, prometo corregirlo. A veces se me escapan unos cuantos ya que tiendo a escribir muy tarde y a editar inmediatamente termino.

Anne, está dejando de sentir miedo, porque depsués de la discusión, ya sabe o al menos cree que nadie intentará matarle. Pero en toda la conversación, parece que todos fueran humanos. Si no haces hincapié en la forma en que se mueves, su belleza, lo que transmiten con la mirada, o sus cualidadnes no-humanas, estas pasan desapercibidas. Y es ahí cuando pierden su esencia diferencial.

Esto tengo que explicartelo. Ellos son humanos, por lo menos dentro de lo que cabe. Las unicas cosas que podemos tomar como diferencias entre los terranos y los hellavenianos es su apariencia y que hacen magia. Pero en cuanto a caracter y demás cosas, son muy, muy similares.

Y no te digo más porque te spoilereo xD.

Sobre lo demás, lo tomo en cuenta. Nunca lo dudes.

Besotes.

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